No somos los primeros cristianos en la historia; antes de nosotros ha habido un linaje grande de hombres piadosos que eran más sabios y santos que nosotros. La sabiduría no nació con nosotros y tampoco morirá con nosotros. En la multitud de consejeros hay victoria y seguridad. Las novedades teológicas normalmente son sinónimas con la herejía. Aunque ningún hombre o concilio eclesiástico es el estándar autoritativo de la correcta interpretación de las Escrituras, el Señor ha puesto pastores y maestros en la iglesia a lo largo de la historia que fueron extraordinariamente iluminados con discernimiento espiritual en el conocimiento de las Escrituras. El consenso de ellos define los parámetros de la ortodoxia histórica y sirve como una guía útil en nuestra interpretación de ellas. Nos identificamos con la tradición Reformada y sostenemos como la declaración sistemática de nuestra teología la Confesión de Londres de 1689.